¡Alejandra Guzmán es mi estrella! Mi “ídola” así, en femenino, porque ella es una mujer que aún rota, sabe brillar.
Le creo a Alejandra por sobre todas las cosas, le creo cuando ríe, cuando canta y también cuando llora. No puedo dejar de imaginarla enorme, inmensa, inconmensurable. Yo no podría admirar con tanto afán a alguien que no fuera como es La Guzmán.
¿Y nos dicen ciegos? La Guzmán ha disipado dudas sobre su talento. Digna heredera de poderosos apellidos; cuando canta, cuando baila es fuerza y voluntad de poder.
No hay duda de que eres grande, Alejandra, porque incluso quien ahora te juzga inicia su veredicto con la eterna y certera afirmación: “como artista no podemos decir nada”. Nada, como artista nadie puede cuestionarte nada, como cantante, como bailarina, como interprete eres infinita.
¿Qué nos inspiras, Alejandra, que aun cuando apareces fuera de un escenario tenemos que nombrarte?, ¿qué poder tienes frente a tus fans y detractores? Como artista incuestionable, al fin la crítica lo acepta: Incuestionable. Como ser humano, si hay quien puede juzgarte ojalá no olvide algunos detalles.
No recuerdo haberte visto llorar con tanto sentimiento como lo hiciste hoy. La entrevista con Adela Micha nos sigue estremeciendo. Y te creo, Alejandra, te creo porque llevas años llorando mientas cantas “Yo te esperaba”. Y no hace falta que nos recuerden que tú no has escrito la canción; nosotros lo sabíamos y, aun así, nada nos sorprende más, que tu desgarradora y emotiva interpretación. ¿Cuántas cosas habrás querido gritar mientras cantabas y por amor, callaste?
Yo te creo, Alejandra. Creo profundamente en que lo único que querías era proteger a tu hija, aunque esto, te alejara de ella. Creo que tú no solo regalas departamentos, carísimas colegiaturas y carros de lujo. ¿Hasta esto te reprochan? Yo creo que detrás de cada colegiatura, de los carros y seguros médicos; hubo sacrificio, dolor, tiempo, vida. ¿Era fácil para ti?, ¿que alguien me diga cómo se logra?
¿Cómo pudimos olvidar que Alejandra cantó y bailó envuelta en sufrimiento, físico y emocional?, porque los problemas de salud no cesaban y aún, así ella sonrío. ¿Todavía me preguntan si esta mujer sigue siendo mi “ídola”? Si esto es estar ciego, entonces sí lo estoy.
Alejandra sigue siendo mi estrella. Aunque voces por años ausentes aparezcan ahora para señalarla, aunque lo episodios de adicciones y excesos no terminen, aunque el alcohol y la violencia salga en toda conversación: Alejandra sigue siendo mi estrella.
¿Cuánta admiración provocas, Alejandra?, ¿cuánta? Porque aún con todo lo que he escuchado y leído de ti, no puedo odiar a nadie que lleve tu sangre, porque tu luz alcanza para iluminarlos, porque cualquier indicio que tenga vida de La Guzmán, para mí, es crucial para respetarlo.
Dicen que el dolor disminuye y aún entre lágrimas, a mí me pareces eterna y bella.
Yo te creo, Alejandra, te creo si hoy eliges la oscuridad y si mañana eliges la luz, también yo te creo.