Junio 2018
“Me gusta tanto que no me gusta que le guste a otras personas. Es un amor así, celoso”. Lo dijo Borges, y cuando lo leí, ella, Alejandra Guzmán estaba mi mente.
Sé que es extraordinario escuchar: “yo también soy fan de La Guzmán” e inmediatamente todo cambiará en nosotros. Una
especial empatía nos invadirá y con minuciosa atención hemos de escuchar a
quién y por qué lo dice. ¡Ah! pero que no se le ocurra a nadie a nadie decir
que es “el fan número 1” porque entonces cualquier encanto terminará.
Ahora que lo pienso no he conocido fanático de La Guzmán sin obsesión por el “uno”. Nadie se acercaría o le escribiría a la misma Reina de Corazones para confesarle: “yo soy tu fan número siete o veinte” ¡No! Los fans de corazón estamos convencidos de que sólo pocos aman a La Guzmán como nosotros, a veces hasta nos atrevemos a decir: “quizá sólo yo”, porque solo nosotros sabemos cuánto sentimos.
Los fanáticos somos así: un poco celosos, un poco escépticos, un poco envidiosos, pero no somos culpables; el amor, desde los griegos, ya tenía un aspecto enfermizo, un principio de ego. Y es que si lo que se siente por nuestra Eternamente Bella no es amor, ¿entonces qué será?
Definitivamente, yo sólo he visto a tres clases de “seres” amar tan profunda, tan desinteresada y tan incondicionalmente: A Dios por supuesto, a las madres y a los “fans número 1”.