La Guzmán es una Rockstar
Con solo tres temas de su nueva producción musical, Alejandra Guzmán hace arder el fuego en un terreno donde la magia parecía extinta: Los clásicos del español de hace 20 años vuelven este 6 de septiembre en la potente interpretación de la “Diva del Rock”.
“Mi enfermedad” fue el primer cover que en cuerpo y alma de La Guzmán dio palabra a los vencidos. Un canto a la derrota del maestro Andrés Calamaro se volvió Victoria: “Me entrego al vino porque el mundo me hizo así, no puedo cambiar” y envuelta en energía y fuerza, Alejandra vuelva a confirmar que sigue siendo esa explosiva mujer que parece enfrentar al mundo para tomar la bandera de los fracasos y gritar: “los que pierden también tienen algo que contar, algo que decir y mucho que cantar”.
Y cuando todavía no asimilábamos que La Guzmán es capaz de convertir “Mi enfermedad” en un himno sin lesiones, aparece “Oye mi amor”.
El 1992, Maná se escuchaba en todo México: “Oye, mi amor, no me digas que no”. Hoy, en el 2019, más de 25 años después, La Guzmán revive recuerdos y en una “mAGna” versión, insiste una vez más: en cuestiones de amor “contigo yo me perdería, contigo yo quiero todo y nada a medias”.
Y por supuesto, a “medias” nadie se queda con La Guzmán y así llegó: “No voy en tren voy en avión”.
Con la letra del mester Charly García, La Guzmán vuelve a ser una mujer de contrastes, y después de cantar al desamparo con “Mi enfermedad” y sin ningún tipo de escala, La Diva del Rock nos sitúa en una posición de autoridad y soberbia: “No necesito a nadie a nadie a nadie alrededor”. ¡Y claro que lo sabemos! Alejandra Guzmán no necesita más enfrentamientos. La Guzmán solo se necesita así misma: “Porque no hay nadie que mi piel resista / porque no hay nadie que yo quiera ver / No veo televisión ni las revistas / No veo ya nada que no pueda ser”. Yo tampoco, Alejandra, yo tampoco veo nada que no puedas ser.
El Rock and Roll ha sido el sueño de muchos jóvenes por ser símbolo de un discurso claro y una identidad permanente, pero en medio de un mundo diversificados por tantos ritmos y fórmulas seguras, pocos artistas han podido volver sin miedo a la magia de una guitarra eléctrica.
La grabación del nuevo disco de la “Diva del Rock” en el Roxy es una muestra de que Alejandra Guzmán es capaz de romper cadenas de seguridad y arriesgarse a dar un salto a la incertidumbre para rescatar la música que hace 20 años solíamos cantar. Como un tributo a los grandes e inmersos en la nostalgia, La Guzmán a través del vertiginoso Rock and Roll en español une una espiritualidad que también sabe estallar, que también sabe cantar.
Son únicamente tres temas los que hemos escuchado y la ansiedad empieza a consumirme por ser testigo de un disco que promete revelar a una Alejandra Guzmán que baila con la pasión y entrega de quien hace lo que ama, de quien vive para cantar, de quien es una expresión viva de Rock and Roll.
Es solo una señal, una pequeña señal del poderío de la “Reina de Corazones” y lo confirmamos: El Rock and Roll más que un género musical es una manera de vivir.