La Guzmán Textual

¡Que tus fans, Frida, te amen tanto como nosotros amamos a La Guzmán!

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Es el cuarto mandamiento de la Ley de Dios y el primero en el orden terrenal: “Honrarás a tu padre y madre”. No tiene excepciones ni está sujeto a negociación.

Intento no escribir más sobre el tema y no lo logro; quizá se deba a que nunca he podido ignorar un solo ataque hacia Alejandra Guzmán, de nadie. Esta vez, el ataque parece tan letal que mi asombro se ha transformado en tristeza.

Es cierto, los hijos no eligen a los padres, pero tampoco los padres; a los hijos: el amor se encarga de hacerlo. Sé que no es fácil, nada es fácil, no por simple coincidencia somos lo que somos: un “poco” de lo que los demás han hecho de nosotros y un “mucho” de lo que nosotros decidimos hacer. Sin más justificaciones, creo firmemente en la responsabilidad individual de la decisión: La elección final siempre es nuestra y más, mucho más cuando nuestras necesidades básicas están cubiertas y ni siquiera por nuestro propio esfuerzo, sino por el de ellos; los mismos a quienes no elegimos, pero están presentes en nuestra vida.

¡Basta de repartir culpas!

¿Realmente es una injusticia que nuestros padres no actúen como queremos? ¿Y no es injusto que nosotros sin hacer demasiado y a diferencia de otras miles, millones de personas no tengamos hambre ni sed y en gran medida sea por ellos, por mamá y papá? Y para mí, las palabras no alcanzan cuando la madre elige hacer frente a la tentación del poder y la fama, cuando decide negarse a sí misma y optar por dar vida, cuando se descubre sola y deja de temer para proteger. Sí, así tal y como lo hacen miles de mujeres en todo el mundo, así como lo hizo Alejandra Guzmán.

¿Por qué, Frida?, ¿por qué permitiste tanto dolor en tu vida?, ¿por qué tuviste que exponer de esa manera a tu madre?, ¿para qué describir escenas que atentaban contra tu propia integridad como persona, como hija y de paso, también la integridad de tu mamá?

Yo no quiero minimizar la situación, pero parecería que el equilibrio en lo seres humanos es más una utopía que una realidad. El escándalo ¡y de qué manera!, envuelve a Alejandra Guzmán y a su hija.

Muchos de nosotros escuchamos la clase de adjetivos que, en historias de Instagram, Frida Sofia utilizó para referirse a su madre y, después, tal vez la mayoría leímos una carta, (en el mismo Instagram) que más que un cierto arrepentimiento parecía evocar una vez más la condena hacia una mujer que, independientemente de ser quien es, no deja de ser humana.

La descripción de imágenes en un comunicado que, a mi parecer, se volvió lacerante antes que reconciliador, me pareció grotesco. Mientras miles de niños corren a cuidar a su madre para que nadie la reconozca en pijama, despeinada o sin pintar, Frida Sofia nos incitó a imaginar a una Alejandra Guzmán que, aunque quizá muchos de nosotros sabíamos sobre su problema, -al menos yo-, nunca lo pensé con tal detalle. Pero la misma escena con tintes dramáticos me hizo pensar tanto en lo que viven los padres.

¡Qué hermosa es la palabra “mamá”! Y qué salvajismo el nuestro, ése de exigir tanto a los hombres y mujeres que nos dieron la vida; como si al ser nuestros padres renunciaran a ser humanos. Como hijos ¿quiénes nos creemos para juzgar, exigir, condenar y culpar, sobre todo culpar a nuestros padres? Y las alarmas en contra de Alejandra Guzmán vuelven a encenderse. Ahora yo lo pienso, ¿Alejandra llevará la cuenta de cuántas veces habrá hecho lo mismo por Frida?, ¿cuántas veces habrá cuidado, limpiado y bañado a su única hija? ¡Qué gran mujer eres, Alejandra, que justificas, que defiendes, que callas, que no necesitas más que lo que eres para encarar al mundo, que estás sola, porque tú sola bastas, porque tú sola eres suficiente, porque tú sola eres artista, mujer, padre y madre.

Todos los seres humanos somos el resultado de muchos años de cuidado, y en las mismas palabras de Frida, de que alguien más “nos limpiara mientras defecábamos y vomitábamos repetidamente”. ¿No acaso la imposibilidad de cuidarnos a nosotros mismos hace que alguien más lo haga y casi siempre es en nombre del amor? Si los padres pasan años haciéndolo por sus hijos es su obligación y si los hijos por circunstancias de la vida lo hacen por los padres ¿es un horror? ¿Para qué exhibirlo, Frida?, ¿para qué empañar tus acciones, tu amor?

El escrito de Frida me parece un exceso. ¿Qué falta?, ¿vídeos, fotos?, ¿qué buscan?, ¿destruir a Alejandra?, ¿decepcionarnos de ella? Alejandra lo ha confesado una y otra vez: Lucha contra la enfermedad, contra el tiempo, contra la crítica, contra los excesos y se vuelve grande porque aún con todo esto le alcanza para proteger a su propia hija y seguir brillando.

Cada día admiro más y más a La Guzmán. Sí, yo, yo que pensé que no podría quererla ni aplaudirle con más fuerza, hoy Frida me da razones para ver a una Alejandra vulnerable y al mismo tiempo invencible. ¡Alejandra, sigues siendo mi “ìdola”!

La televisión anuncia que el próximo 13 de julio por primera vez tendremos la oportunidad de ver a Frida Sofia en un escenario. Yo nunca he de ofenderte, Frida, ¡nunca! Yo deseo que triunfes, que cambies tu dolor por amor, que los adolescentes que hoy tienen 11 y 12 años te vean por primera vez, y sean los cuarentones que en 30 años más sigan apasionados por tu música, que seas inspiración de muchos. Deseo, Frida, que tus fans te amen tanto y del mismo modo en que nosotros amamos a La Guzmán.

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