Los fanáticos tenemos un lado un lado armónico, un lado claro, un lado luminoso y mágico. Pero también un “lado oscuro”, ése que aparece cuando alguien ofende a nuestros ídolos, cuando no encontramos un boleto para un concierto, cuando no conseguimos el disco de nuestras estrellas. Así somos; verdaderos “demonios”, “seres poseídos”, “locos apasionados”.
La pandemia nos separó. Un concierto más en línea… No he de negar que existe emoción, porque para mí, siempre que se trata de ella, la alegría emerge. Pero también existe cierta melancolía. Un concierto sin gritos, sin fans, sin aplausos sigue siendo extraño.
Alejandra Guzmán, Alejandra, tal vez es uno de los nombres que más he pronunciado, en silencio, en voz firme y a gritos durante toda mi vida.
Ser fan es una eterna búsqueda y un desafío. Y si ella está en un escenario, como sea y desde donde sea. estaremos con ella y si está en medio de una vorágine, ahí también estaremos.
Este día, para todos los fans de La Guzmán es especial. Y no dudo que, aun con distancia, cubrebocas y de lejos, pero estaremos todos, como siempre.
En la música de Alejandra Guzmán está nuestra vida, nuestro espacio, ahí crecimos, junto a ella nos fuimos haciendo grandes y, no es raro que, por un momento, por minúsculo que sea, seamos todos uno.
Hoy es día de perfumarse, planchar playeras, usar las chamarras especiales, aunque casi nadie nos vea. Nosotros somos fans más allá de las miradas.
Tal vez en silencio, pero con esa intensidad que solo nosotros entendemos, podamos volver, sí, prometámoslo, por favor, todos juntos volvamos siempre, siempre que sea el llamado de La Guzmán, siempre que haya un evento, siempre que tengamos que estar. Así tenga que pasar otro año, juremos que hemos de volver a nuestro espacio, con nuestra diva, con nuestra Eternamente Bella, con nuestro Lado Oscuro y con nuestra inquebrantable incondicionalidad.