Lo han definido como circo mediático y justamente eso parece: un circo. Un asunto tan delicado se ha vuelto un nudo de perniciosas noticias en donde todos, hasta yo, opinamos.
Es La Guzmán, para mí siempre será ella. Ella y nadie más que ella. Ella, la única artista que con consciente obsesión sigo. Ella, mi estrella desde que yo era niña, ella; la única cantante que busco ver desde una primera fila o una última fila, pero siempre ver: Es La Guzmán.
La cita fue el sábado 12 junio a las 19:30 hrs. No se trataba de un enlace en vivo, tampoco de un concierto en línea, no era el lanzamiento de una nueva canción, era algo más fuerte: TODOS CON LA GUZMÁN estaríamos presentes a través de nuestras redes sociales, y así fue.
Más de 10,000 veces y en mayúsculas se leyó y se sigue leyendo: TODOS CON LA GUZMÁN. La declaración marcó tendencia y tal fue el eco de la iniciativa que esta mañana, -y he de confesar que con el sentimiento de quien ha ganado una batalla- descubrí que, en algunos canales de Youtube, se asegura que se “compran” voluntades, se paga por tweets, se apoya por dinero. Nada más alejado de la realidad.
No sé a ustedes, pero a mí, la invitación para sumarme a esta protesta virtual -como los mismos medios la llamaron- me llegó a través de fans, y no solo uno, sino varios. Inmediatamente vi la iniciativa en redes y nadie me tuvo que ofrecer absolutamente nada, ni siquiera me insistieron en unirme, entendí que como fans era momento de estar presentes.
Ahora nos llaman ciegos. ¿Ciegos? Yo solo quiero recordar algunas cosas:
Sigo a la Guzmán desde 1990, sí desde antes de que La Guzmán se convirtiera en madre. Me tocó la etapa en la que Alejandra, con tan solo 22 años, era un verdadero suceso. Recuerdo “Eternamente Bella” como el disco no solo del momento, sino de toda una época y después; “Hacer el amor con otro” como el posible inicio del escándalo y popularidad que, años más tarde, no abandonaría a La Guzmán.
Lo tengo tan presente, en medio del éxito de aquella época, Alejandra Guzmán lo anunció: sería madre. Volver a ese momento me hace admirarla aún más. ¿Quién dejaría su carrera en el momento más importante por dar vida? Alejandra tuvo mil opciones para seguir con el éxito que tanto la abrazó en aquellos días y, sin embargo, no lo hizo. Valía más la vida que crecía dentro de ella.
Durante estos años, vi tantas fotos de La Guzmán y su hija. No me perdí una sola entrevista con Frida por una sola razón: Es hija de La Guzmán.
Me emocionada escuchar a una Frida que declaraba vivir como una reina gracias a su madre; porque quien también debió estar con ella, no estuvo.
¿Y hoy? Lo sabemos de sobra. Creo que me había acostumbrado a aquellas voces que siempre surgen para destruir a La Guzmán, pero ni en pesadillas hubiera pensado alguna vez, que esa voz que con tanto resentimiento y odio buscara romper a la “Reina de Corazones”, tuviera su misma sangre.
No voy a subestimar ni una sola palabra ni acusación que ha hecho Frida Sofía. No puedo, Frida es la hija de La Guzmán, ¿cómo pensar en estar en su contra? La historia me parece desgarradora, y me llena de coraje saber: Si fueron tantos los que se atrevieron a herir a una niña ¿dónde están?, ¿porque nombrar solo al abuelo, a la madre?, ¿y los demás?, ¿y el abandono del padre?
Y es que yo no entiendo lo que pasa. No lo entiendo cuando todavía puedo leer la dedicatoria de tantos discos en que La Guzmán nombraba a Frida como su “persona favorita”, las veces que con orgullo presumió lo inteligente que era su hija, cuando sabíamos de las dos carreras universitarias de la “Princesa del Rock”, el oído absoluto, las veces que aún en medio de esta historia La Guzmán ha repetido una y otra vez: “Frida es una buena niña”.
La situación me parece espantosa, escalofriante: Demandar a una madre y dormir bajo el mismo techo que ella, la madre, sostuvo para que su hija durmiera sin que nada la lastimara. Y perdónenme por repetirlo tanto, pero no, no se trata de dinero, ni del departamento o el carro de lujo, se trata del esfuerzo, del tiempo, de la salud. ¿Cuántas veces Alejandra ha enfermado, cuántas con dolor físico y emocional habrá tenido que cantar? En ese departamento tan mencionado está el tiempo, la salud, el esfuerzo de La Guzmán.
Soy fan de La Guzmán desde hace más de 30 años y no puedo más que estar con ella, ¿qué de malo tiene admirar y querer tanto a una artista? El asunto tiene tintes de locura, yo misma lo sé, pero ¿qué puedo hacer cuando me he declarado una y otra vez fan de alma?
Sí, de alma, fan de alma. Ya no soy fan de corazón, porque el corazón un día se cansa, se detiene, se muere. Yo soy fan de alma, porque el alma como mi admiración por La Guzmán, es eterna.